Una nueva investigación en animales en el Instituto de
Tecnología Technion de Israel en Haifa y la Universidad Ben Gurion en el Negev
en Beersheba ofrecen la esperanza de que un día el transplante de tejidos del
páncreas lleve a un mejor control de la glucosa para la diabetes.
La profesora Shulamit Levenberg de Technion, que ha
pasado varios años intentando crear el reemplazo de órganos humanos al
construirlos dentro de un “andamio”, ha creado el tejido de los islotes de
Langerhans que producen la insulina en el páncreas rodeado por una red
tridimensional de vasos sanguíneos.
El tejido creado por ella y su equipo tiene ventajas
significativas sobre el material de transplante original que ha sido cosechado
de tejidos pancreáticos sanos.
Las células que producen insulina viven más en el tejido
creado con ingeniería, y producen más insulina que otras hormonas esenciales,
según escribieron Levenberg y sus colegas en el último número de la revista
médica americana PLOS One. Cuando transplantaron el tejido a un ratón
diabético, las células comenzaron a funcionar bien por debajo de los niveles de
azúcar.
El transplante de islotes – el tejido pancreático que
contiene las células que producen hormonas – es una terapia considerada para
las personas que tienen diabetes de tipo 1, quienes producen muy poca o ninguna
cantidad de insulina debido a que sus islotes están destruidos por sus propios
sistemas inmunológicos.
Pero al igual muchos transplantes de tejidos y órganos,
hay pocos donantes y existe la posibilidad de que éste falle.
La red bien desarrollada de vasos sanguíneos construida
en el tejido es clave para su éxito, concluyeron los investigadores. Éstos
incentivan la comunicación entre células, al secretar hormonas de crecimiento y
otras moléculas que mejora significativamente las posibilidades de que el
tejido transplantado sobreviva y funcione normalmente.
Los descubrimientos confirman que la red de vasos
sanguíneos “provee las señales básicas de la supervivencia a las células
pancreáticas que producen hormonas en ausencia del flujo sanguíneo”, escribió
Levenberg. Una razón por la que fallan los transplantes, dijo, “es que los
islotes son usualmente transplantados sin el acompañamiento de vasos
sanguíneos”.
TT
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